lunes, 21 de junio de 2010

El Abanico

Si las cosas tuvieran vida, sin duda tendrían emociones. Dependiendo del objeto, sus intenciones se inlcinarían a ciertas conductas que su composición física le impone.

Está teoría carecería de interés si realmente fuera sólo una teoría. La verdad es que mi abanico tiene vida, emociones e intenciones asesinas. Liberado de su prisión de acero por Doña Margarita, la cual, después de haber desbaratado el infernal aparato, me dió la tarea de volverlo armar. Mi torpeza para los trabajos manuales me impidió reconstruirlo en su totalidad, pero logré darle vida y libertad, ya que sus aspas siguen girando, pero ya tiene su protección de acero.

Su primer intento de homicidio se dió al día siguiente cuando lo quise cambiar de lugar y se lanzó contra mi mano haciendomé perder gran cantidad de sangre y poniendome en riesgo de ser recordado como el "Frodo -Nueve Dedos- Dabdoub".

Desde entonces las precauciones han aumentado, pero el abanico tiene demasiado poder, sobre todo en verano cuando el desconectarlo no es una opción. Su siguiente víctima fue Charlie, el basurero de mi cuarto que, estandotan pacífico como siempre en su lugar de costumbre, su bolsa fue atraído por la seducción de las aspas y se trajó consigo a todo su pequeño ser. El ruido interrumpió mi sueño en el cual manejaba con poca visibilidad y corrí en ayuda de mi compañero.

Llegué tarde y Charlie no volverá a ser el mismo. Mi único consuelo es que el abanico se encontraba estropeado, pero estaba equivocado, sólo se encontraba en modo silencioso mientras devoraba los últimos pedazos de aquel que fue guardian de mis mocos cuando tenía gripe.

Está historia apenas comienza y así como empezó a escribirse con sangre, así terminará.

Mientras tanto, no habrá noches de paz...

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