miércoles, 13 de octubre de 2010

Así le digo al cura y así le digo a usted

He tenido una pesadilla como ninguna otra. En ella un amigo se comprometía y estaba a punto de casarse. El hecho me causó tanta aflicción que decidí hacer lo mismo lo más antes posible por lo que compre un anillo de juguete (de esos que valen dos monedas de 2 pesos) y le propuse matrimonio a una jovencita que saltó de la emoción y corrió a realizar los arreglos de la boda. Se fue y me arrpentí, pero ya estaba jodido.

Me desperté tan afligido que cuando conseguí dormirme de nuevo, en el nuevo sueño (donde los protagonistas eran globos gigantes, una prima que hace años que no veo y dos niñas pobres) no lo pude disfrutar porque mi yo del sueño seguía preocupado con el compromiso obtenido en la pesadilla pasada.

Digo pesadilla porque se trataba de una mujer que conozco y que no le basta con torturarme en vida. Extraño los días en que las los malos sueños se trataban de mounstros que, por más temibles que fueran, eran inofensivos una vez que despiertabas y, en el mejor de los casos, se hacían realidad. En estos momentos estoy como Di Caprio dandole vueltas a un trompo y no sabiendo dónde estoy, si es el sueño o la realidad. Me temo que la la vida es sueño.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Maten a Goliat

Tengo un problema con eso de dormir y es que todo el tiempo me despierto ante el más mínimo ruido. Aunque en tiempos violentos como el nuestro (o en algún viaje de llanero solitario) dicho defecto puede ser considerado más bien como una valiosa habilidad, representa un gran problema para las siestas ocasionales.

Ahora que me he quedado sin hermanos pensé que ya nada interrumpiría la siesta del mediodía, pero me equivoque. Resulta que, una vez acomodado y dormido, llegó a mi ventana la voz de una mujer con tono de retrasada mental diciendo "¡goliat!... goliatsito... GOLIAT!! ya despiertate goliat..."

Por temor a que realemente sea tratase de una persona con capacidades diferentes y que, contrario a lo que pienso, no se tratará de una mascota con nombre bíblico, si no de una familia devota a las escrituras que decidieron nombrar a su hijo conforme a sus atributos, decidí no gritar para solicitar silencio. Es así como me quedé con profundas ganas de que alguién matara a Goliat, pero ningún David vino a mi rescate y el susodicho personaje, que tenía el privilegio que se me había negado, tardó 5 minutos en hacer caso y en lograr que la mujer se callara.

Como dice Bon Jovi, ill sleep qhen I`m dead... Hay que trabajar más y dormir menos o, si no, podría acabar como Ramiro.